WHAT TO DO IF THEY CANCEL YOUR FLIGHT RIGHT IN THE MIDDLE OF THE ATLANTIC AND YOU ARE IN THE AIR NINE THOUSAND METERS ABOVE THE CREST OF THE WAVES
Poem originally in Spanish, with English translation by the poet.
SPANISH
QUÉ HACER
SI TE CANCELAN EL VUELO
EN EL MISMITO MEDIO DEL ATLÁNTICO Y ESTÁS
EN EL AIRE A NUEVE MIL METROS DE LA CRESTA DE LAS OLAS
Lo primero es tener bien claro
que de nada sirve preocuparte
en estas descompuestas circunstancias.
De nada sirve
rezar a dioses que están siempre tan lejanos
cuando se trata de nuestra frágil
humanidad llena de incertidumbres y esperanzas.
No debe nunca sorprenderte el desaliento
cuando sientas que tu existencia se encuentre amenazada.
Al contrario, tienes que mirar fijamente a la blanca
muerte en el ombligo, quitarle
su danza tremebunda y osadía osteoporósica,
soplarle bien fuerte en las narices, hacerla
estornudar de rabia para que se desvencije toda
y te deje tranquilo en este trance
casi último de tu entelequia.
Ahora sólo tienes un ahora
para borrar cuanto antes el mascarón del esqueleto
y afirmar tu afiliación con los intereses que corresponden a la vida.
Luego tienes que mirar alrededor y sonreír
a los que contigo abrazan este instante
en que das la vuelta con el vuelo del destino
en manos del piloto, entidad hasta entonces no advertida,
y recuerdas todos estos años
en que fue generosa la vida con lo que anhelaste
y sabes que has vivido como quisiste siempre,
pues alas le diste a tus quimeras con palabras
y alentaste sueños para otros en tu casa,
donde Ana y Olivia mañana se quejarán
del desorden que dejaste en la oficina
y de todos esos libros en proyecto
que nadie escribirá jamás ni siquiera
tus parientes, tus amigos, los alumnos o colegas
incluidos los que en ti quizás
algo alguna vez pudieron envidiarte
y por ello fue normal que te acusaran de cualquier cosa,
pues miedo le tenían tal vez
al semblante de la verdad que tú representabas
y el rostro volvían cada vez que tú,
o cualquier otro, ponías en evidencia falsedades
y el trabajo celebrabas de aquéllos
vulnerables a la pequeñez del prepotente
que viene y blande su inseguridad
contra el futuro de los otros.
Recuerda:
sólo se le tiran piedras
al árbol que tiene fruto.
Por eso ahora,
en estos precisos tres mil seiscientos segundos
en que, a pesar de ti, regresas al puerto de partida
y todos tus recuerdos se te agolpan
de repente en la memoria y lo que ves
al otro lado de la ventanilla del avión no son
nada más que grises cúmulos, nubarrones
hechos de conciencia y de plateadas alegrías,
ahora mismo, te aclaraba, sólo importa
que mañana será otro día y estarás
o en pequeños pedazos repartidos en la panza
de algunos tiburones no ficticios del Atlántico
o en la Red, todo real,
describiendo a tus amigos tu odisea
un nueve de noviembre a nueve
mil metros de la cresta de las olas
en el vuelo nueve ochenta de Recife hasta Miami.
Si es verdad que ésta es tu hora,
debes seguir escribiendo con tu lápiz y en papel,
sin aspavientos ni estridencias,
y que te encuentre la muerte como has vivido
siempre: abrazado a la Verdad y a la Palabra, entregado
a la dueña de todas tus edades y atenciones,
a tu amiga, amante y compañera,
tu señora: la Poesía.
De regreso a casa, una vez terminado el festival FLIPORTO de Recife, en Brasil (noviembre de 2008), un percance en una de las turbinas del avión obligó al piloto a regresar a su punto de partida después de apenas una hora por los aires. Con los nervios atravesados en la garganta, pues todos pensaron que quizás no iban a aterrizar para poder contarlo, algunos de los compañeros de vuelo del poeta se echaron a rezar, otros a llorar y no dejó de haber quien hiciera alguna que otra broma pesada sobre el particular. Pensando que esta era su última hora, decidió el poeta asir pluma y papel y plasmar en un poema la experiencia, sin saber si iba a poder entregarlo a sus amigos y lectores. Si iba a morir, se dijo a sí mismo, quería hacerlo como siempre había vivido: abrazado a la verdad insoslayable de la expresión poética.
ENGLISH
WHAT TO DO
IF THEY CANCEL YOUR FLIGHT
RIGHT IN THE MIDDLE OF THE ATLANTIC AND YOU ARE
IN THE AIR NINE THOUSAND METERS ABOVE THE CREST OF THE WAVES
The first thing is to be very clear
that worrying won’t do you any good
in these disconcerting circumstances.
It won’t do any good to you
to pray to gods that are always so far away
when dealing with our fragile
humanity filled with hopes and uncertainties.
Don’t ever let yourself be in dire emotional straits
when you feel that your existence is threatened.
On the contrary, you must stare white death
down upon her navel, cast away
her fearful dancing and osteoporotic audacity,
blow hard inside her nostrils, make her
sneeze in anger and crumble all together
so as to leave you alone in this
almost last trance of your entelechy.
At this moment you only have this moment
to cheat as wittingly as possible the skeleton’s figurehead
and declare your affiliation with the interests that correspond to life.
Then you should look around and smile
to those that share with you this instant
in which you turn against the turn of your destiny
now in the hands of an up-to-this-wink unknown entity: the pilot,
and you remember all these years
in which life was generous with the things you yearned
and you know you have lived as you had always wanted
giving wings to your chimeras with words
and you inspired dreams for others in your own abode,
where Ana and Olivia tomorrow will complain
about the mess you left in the office
and about all those book projects
that no one will ever finish not even
your relatives or friends, your students or colleagues
including those that perhaps something
sometime envied in you
and for this reason it was normal for them to accuse you
of anything for fear of confronting their own truth
and they turned their faces away each time you,
or any one else, would unmask duplicities
or would praise the work of those
vulnerable to the littleness of the prepotent
that comes wielding his insecurity
against the future of others.
Remember:
stones are thrown only
to fruit-bearing trees.
For this reason now,
in these precise three thousand six hundred seconds in which,
in spite of yourself, you’re going back to your point of departure
and all your memories suddenly and swiftly
crowd your mind in front of your eyes and what you see
from your seat on the other side of the window
are but gray clusters, storm clouds
made of awareness and silvery joys,
at this very moment, I want to clarify, the only thing that matters
is that tomorrow it will be another day and you will be
either in little pieces scattered in the belly
of some non-fictitious sharks of the Atlantic
or on the Web, totally real,
telling your friends your odyssey one
nine of November at nine
thousand meters above the crest of the waves, flight nine
eighty from Recife to Miami.
If it’s true that this is your hour,
you must continue writing with pencil and on paper,
without any fuss or shrillness,
and let death find you as you have always
lived: embracing truth and searching for words; devoted
to the mistress of your days and attentions,
your friend, lover, and companion.
Your lady: Poetry.
Poet’s Note: Returning home after the FLIPORTO festival in Recife, Brazil in November 2008, a mishap in one of the plane's turbines forced the pilot to return to his starting point after barely an hour in the air. Some of the poet’s flight companions began to pray, others to cry; a few made the odd joke about the incident. Thinking that this was his last hour, the poet decided to write a poem.